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domingo, 8 de marzo de 2009

Ocho de Marzo: Muchos años y seguimos

"Lo que no se nombra, no existe". Vaya mi primera frase de reconocimiento para una mujer que, hace algunos años más de setenta y cinco, consiguió el derecho a ejercer el voto para las mujeres: Clara Campoamor. Muy largo ha sido el camino; muy dura la travesía de mujeres, que a lo largo de la historia, invirtieron su tiempo por reivindicar el espacio que les era propio. Desgraciadamente, también muchas se quedaron en el trayecto.

La explicación del porqué a las mujeres se nos excluyó del mundo, sería muy compleja de sintetizar. Pero podemos decir que, a lo largo de la historia, la religión, la ley y la ciencia, construyen un discurso de inferioridad de la mujer respecto al hombre. La narración de estos textos, evidentemente, están realizados por ellos. Por sólo poner algunos ejemplos, no es hasta el Concilio de Trento en el siglo XIII cuando se acepta que las mujeres tenemos alma.

En la Edad Media a las que se atreven a hablar, las quemaban por brujas. En La Ilustración, donde podemos situar la primera ola feminista, es cuando las mujeres reivindican su capacidad de pensar y razonar. Pero es que en 1815 el alemán Schopenhauer, probablemente uno de los filósofos más amargos y pesimistas de todos los tiempos, afirmaba que "las mujeres son criaturas de ideas cortas y cabellos largos. Sensibles y simpáticas a los sentimientos y sufrimientos de los demás, y por eso tienen el raciocinio obnubilado, siendo por eso inferiores a los hombres. Las mujeres son apenas mejores que los niños pequeños".Aunque muchos autores y pensadores en la historia han sido misóginos, es poco probable encontrar a alguien que haya llevado la misoginia tan lejos como Schopenhauer.

Por todo ello, la lucha feminista la han constituido mujeres que vivieron y siguen viviendo en un mundo que las discriminó y las sigue discriminando por razón de su sexo.

Dicho lo anterior, porque no se puede olvidar la perspectiva histórica para entender las reivindicaciones y posturas actuales de la lucha feminista, es necesaria la incorporación de esta lucha como eje vertebrador de las reivindicaciones políticas de la izquierda. Si bien se han logrado importantes avances en el reconocimiento de la necesaria igualdad formal entre hombres y mujeres, reflejadas en leyes como la de igualdad efectiva o la ley integral contra la violencia de género, ello no se ha traducido en avances en lo que a transformación de las relaciones de género en la sociedad se refiere. Seguimos teniendo asignaturas pendientes de resolver, resultado de una sociedad que sigue siendo androcéntrica y estereotipada con valores masculinos. Las mujeres profesionales nos seguimos colocando en el mundo con miedo al rechazo; con temor de no responder a lo que se espera de nosotras, Con la inseguridad que nos lleva a no poner nuestros propios valores y nuestra propia voz encima de la mesa. Nos colocamos en el poder desde la perspectiva masculina y rechazamos nuestra propia identidad. Más de una habrá tenido que escuchar de sus compañeros "Esta sí que vale. Se parece a nosotros".

Las mujeres deseamos ser respetadas. No vivir en un mundo configurado por voluntades ajenas, sino en una sociedad en la que hombres y mujeres seamos partícipes de la historia. Esto supone la superación de la sociedad actual y la construcción de una futura más justa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bonito su artículo.