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domingo, 20 de septiembre de 2009

...y entonces abrió la boca

Soy una de las personas que, públicamente, agradeció el gesto solidario y valiente de Jesús Neira, ante la agresión que estaba sufriendo una mujer a manos de su pareja. Creí que era justo reconocer la actitud altruista y desinteresada de un hombre que se había enfrentado a la violencia machista criminal, lacra social que ocasiona innumerables muertes inocentes e innecesarias y que cuenta con el silencio cómplice de una sociedad que aún considera este asunto como un "tema privado" y no como un problema de todos y de todas.

Para mí se convirtió en un héroe, pero entonces abrió la boca.

En su primera comparecencia pública, se le pregunta acerca del machismo en los colegios y su opinión de como erradicarlo. A este señor se le ocurre largar la siguiente perlita: "los niños tienen que aprender a tratar con deferencia a las niñas". Esta afirmación es absolutamente incompatible con alguien que cree en la educación en igualdad, concepto que no aparece ni una sola vez en toda la entrevista. Como premio a sus intervenciones públicas y a sus conocimientos acerca del feminismo, la violencia de género, la igualdad, etc., Esperanza Aguirre lo nombra presidente del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid. Es decir, que a un señor que piensa que a los niños hay que enseñarles que las niñas son inferiores y que por eso hay que cuidarlas, se le premia con un buen puestito en el gobierno de la Sra. Aguirre. En un dechado de ética absoluta, Neira acepta el puesto y regalo de la presidenta, no sin antes jurar que quitaría las denuncias a los hospitales de Madrid, responsables reales de las secuelas sufridas.

Ya tirado al ruedo, comienza a pasearse por radios y televisiones y a conceder entrevistas, con afirmaciones propias de un macho ibérico o de un misógino de los de antes, donde no sólo abre la boca, sino también se llena los bolsillos. Ya se sabe, dinero fácil.

Pero aquí no queda la cosa. Su ambición y afán de protagonismo tras convertirse en un hombre público metido a política, conduce a su fichaje como tertuliano en el programa más plural y objetivo de la parrilla televisiva, Intereconomía, y se convierte además en experto opinador de materias económicas-financieras.

Ya puesto, porque los favores hay que pagarlos, se ha lanzado de manera desaforada a defender a su opción política, con declaraciones más cercanas a la extrema derecha tales como “España no necesita Constitución, porque es un Estado constituido”, “existe contradicción entre partidos y democracia” o “España no es una democracia”.

Con una actitud absolutamente soberbia, prepotente y considerado investido por su autoridad divina, ha insultado gravemente al presidente del gobierno español, denominándole “jovencito que se dedica a dar mítines y a decir imbecilidades” o a líderes mundiales como a Obama, al que llamó “pelele, no existe y no es un hombre de primera línea“.

Lo malo no es que este hombre sea del PP. Lo grave es las formas que utiliza para defender a su partido de la manera más soez, grosera e impertinente posible y su postura política más fuera del sistema democrático que dentro.


En su momento defendí la acción heroica de Neira. Ahora, repudio sus manifestaciones propias de un histrión despreciable.

De héroe a villano.